Herramientas para el análisis de la dimensión argumentativa en discursos sobre música
Resumen
Introducción
La dimensión argumentativa de cualquier género discursivo puede ser
abordada en, por lo menos, dos niveles: el primero, vinculado con el proceso
argumentativo en tanto procedimiento racional, cuyo objetivo es incidir sobre
las opiniones, creencias y valoraciones del interlocutor; el segundo, orientado
a poner en evidencia la potencia argumentativa de determinadas palabras que, en
sí mismas, cargan con una valoración o denotan un determinado punto de vista,
una cosmovisión, una toma de posición pragmática a partir de dicha elección
semántica.
Para el análisis del primer nivel, el de los mecanismos argumentativos,
voy a presentar el modelo propuesto por Stephen Toulmin, cuyo objetivo es dar
cuenta del procedimiento racional orientado a argumentar en favor de algo.
Para el análisis del segundo nivel, por su parte, voy a efectuar lo que
se conoce como “descripción léxica” a partir de la “Teoría de los Bloques
Semánticos”, de Marion Carel, que consiste en el desarrollo de ciertos
principios de la “Teoría de la Argumentación en la Lengua” de Jean-Claude
Anscombre y OswaldDucrot. Este modelo apuntaa señalar las orientaciones argumentativas
y, por lo tanto, pragmáticas, inscritas al interior de determinadas palabras,
es decir, en su semántica profunda.
El objetivo de este trabajo es presentar ambos modelos de análisis como
herramientas susceptibles de ser utilizadas sobre textos de diversa índole. Los
ejemplos, sin embargo, provienen del corpus de mi tesis de Maestría en Análisis
del Discurso, conformado por textos de crítica musical aparecidos en diarios
(Beltramino, 2005).
Para el análisis del procedimiento argumentativo voy a enfocar enunciados
que poseen carácter conclusivo.Para el de la descripción léxica, voy a tomar
como caso ciertos adjetivos recurrentes en las valoraciones efectuadas.
El trabajo sobre ambos niveles me permitirá demostrar que ya sea en la
superficie lógica de los razonamientos propuestos o a través de la elección de
determinados adjetivos a la hora de efectuar descripciones, la crítica musical
apunta a imponer en el destinatario una determinada valoración del
acontecimiento musical que constituye su objeto.
Mecanismos argumentativos
Stephen
Toulmin (1958), asumiendo que se trata de un procedimiento racional, se propone
caracterizar los mecanismos y las categorías mediante los cuales puede
argumentarse en favor de algo.
De
esa caracterización surge un modelo de análisis que resulta ventajoso y
productivo al menos en dos aspectos.El primero tiene que ver con el
reconocimiento de la importancia de la pertenencia de un discurso a un determinado
“campo argumentativo” a la hora de identificar variaciones posibles. La segunda
ventaja radica en la economía de elementos propuestos para configurar lo que se
denomina un “esquema formal racional básico” y caracterizar, a través de éste,
el procedimiento argumentativo de undiscurso.
Los elementos que funcionan como herramientas de análisis son seis. En primer lugar, el Soporte, queestablece un fundamento respecto del marco teórico que se entiende está sirviendo de referencia al razonamiento y se vincula con la noción de “campo argumentativo”, relativa al ámbito particular, al contexto efectivo en el que cada razonamiento se produce, queremite a un repertorio propio tanto de restricciones como de posibilidades. Esto significa que la validez de los razonamientos argumentativos se limita a su contexto de acción, en este caso el de la crítica de arte.
La Garantía, fundamento o “ley de paso”, por su parte, es el principio general que permite pasar, justamente, del dato a la conclusión. Es, sin duda, el elemento central del modelo.
El tercer elemento, el Dato, es aquel que justifica el enunciado conclusivo a partir de la garantía propuesta.
En cuanto al Modalizador, indica con qué grado de fuerza se efectúa el pasaje del dato alaconclusión. Funciona como limitante de la habilitación permitida por la garantía para efectuar dicho pasaje. Por lo general, se concreta en un adverbio del tipo “generalmente”, “eventualmente”, “posiblemente”, etc.
La Conclusión, vemos, entonces, se ve limitada tanto por la modalización, que la antecede, como por el último elemento del esquema, la Reserva o Restricción,que contempla potenciales refutaciones y se vincula de manera directa con el modalizador en cuestión.
Cabe señalar, sin embargo, que en la mayoría de los casos analizados la modalización opera en el orden de lo evidente, lo cual restringe al máximo la posibilidad de duda o contra-argumentación alguna.
Esquema argumentativo
A continuación, y con el objetivo de mostrar el funcionamiento del modelo de análisis,presento el esquema argumentativo que se deduce del principal enunciado conclusivo detectado en apenas un par de los textos abordados.
El primero de ellos proviene de unartículo del crítico Pompeyo Camps (1924-1997), aparecido en el diario Clarín el 13/10/1985, con motivo del concierto del Quinteto de cuerdas Rego. Se alude allí al primer número de la obra “Tres escenas al aire libre”, de 1911, titulado Hallowe’en, del compositor norteamericano Charles Ives (1874-1954).
El texto dice:
“Se trata de una directa politonalidad –para cada uno de los instrumentos de cuerda, una escala diferente-, diseños por movimiento contrario, acentos desplazados. Vale decir, todo a contrapelo, pero con una rotunda coherencia.”
El análisis permite, en este caso, demostrar que detrás del elogio de cierre radica la reafirmación de un principio de “sentido común”.
El Soporte, es decir, el área de saber o competencia en la que la garantía del razonamiento va a apoyarse es, en este caso, la estética musical, dado que de lo que se trata es de un juicio de dicha índole con relación a la obra y no a la interpretación. La Garantía, a su vez, consiste en sostener que lo esperable o lo normal es que una obra sea monotonal, que predominen en ella los movimientos directos y que los acentos ocurran en los lugares previstos. El Dato en el que se basa el razonamiento es la característicapolitonal de la obra, sumada a sus diseños melódicos por movimiento contrario y sus acentos rítmicos desplazados. Ese Dato, basado en la Garantía mencionada modaliza en un “evidentemente” que permite concluir, entonces, que “En Hallowe’en de Ives todo está a contrapelo”, manteniendo en Reserva que eso es así a menos que se considere como dentro de lo normal el posible intento por parte de Ivesde recrear la multiplicidad sonora de una Noche de Brujas, cosa que niega el “pero” final que precede al elogio que alude a la “rotunda coherencia” de la obra.
Lo que pone en evidencia la estructura de la argumentación, en este caso, es que el crítico se enfrenta a una obra afiliada al modernismo del siglo veinte con presupuestos estético-musicales tradicionales, lo cual da cuenta, en definitiva, de un desencuentro que, insisto, trasciende el elogio de cierre.
Soporte |
Garantía |
Dato |
Modalizador |
Conclusión |
Reserva |
Estética
musical tradicional |
Lo
esperable o lo normal es que una obra sea monotonal, que predominen en ella
los movimientos directos y que los acentos ocurran en los lugares esperados |
Poli-tonalidad
(para cada instrumento una escala diferente), diseños por movimiento
contrario y acentos desplazados |
Evidentemente
(implícito) |
En
Hallowe’en de Ives todo está a
contrapelo |
A
menos que se considere como normal el intento de recrear la multiplicidad
sonora de una Noche de Brujas por parte de Ives |
El segundo enunciado que voy a abordar se caracteriza, como notable excepción dentro del corpus, por modalizar a partir dela probabilidad en lugar dela evidencia.
Se trata de la crítica, firmada por Martín Müller(1926) y aparecida en el diario La Nación el 14/11/1985, de una versión de El caballero de la rosa, de Richard Strauss (1864-1949), obra también de 1911, aunque no vinculada al modernismo musical sino a un giro hasta podría decirse “neo-clasicista” dentro de la obra del compositor post-romántico.
El enunciado es el siguiente:
“Para quien no ame a priori esta magistral partitura puede ocurrir, tras los primeros setenta minutos que dura el primer acto, que salga como por debajo de una aplanadora, con ganas de ir a cenar o a dormir.”
Aquí el Soporte, en lo que hace al marco teórico o la disciplina en la que se inscribe el razonamiento, se desplaza del campo de la estética al de la sociología de la música,dado que por detrás del “amor” al que se alude, la referencia apunta en realidad al conocimiento previo o no que se tenga de la obra, ya que sólo un oyente no advertido, no familiarizado, un oyente “novel” puede verse sorprendido por la larga duración del primer acto. La Garantía, consiste, precisamente, en que la tolerancia a la duración de la representación se basa en un gusto previo por la obra. El Dato, los setenta minutos que, se describe, dura el primer acto, modaliza, entonces, en un “probable” rechazo por parte de ese oyente no inciado, que se traduzca en su deseo por abandonar la representación para hacer otra cosa (comer o dormir), a menos que se considere la Reserva, esto es, presumir un espectador que se atreva a verse sorprendido por las cualidades de una obra (la duración, entre ellas) que no conoce previamente.
Es decir, lo que revela el razonamiento es un prejuicio arraigado en la distinción entre un público concebido como “competente” y otro que se presume “probablemente” abrumado o aplastado por la duración, en este caso, debido, según la construcción discursiva, además, no a una carencia de competencias, lo que generaría empatía o compasión social, digamos, sino a su falta de “amor” por la obra, lo que impide, por lo tanto, tenerle piedad, dado que se trata de alguien que, además, es construido como dominado por deseos más bien mundanos.
Soporte |
Garantía |
Dato |
Modalizador |
Conclusión |
Reserva |
Sociología
de la música |
La
tolerancia de la representación se basa en un conocimiento y en un gusto
previo del repertorio |
El
primer acto dura 70 minutos |
Probablemente
(explícito) |
Quien
no ame a priori la obra quiera irse después del primer acto |
A
menos que se conciba que el espectador quiere ser seducido o sorprendido por
una obra que no conoce previamente |
Cabe señalar que en este tipo de
análisis no es la validez de los razonamientos lo que se intenta evaluar sino
la perspectiva que la crítica intenta imponer en el destinatario a través de los
argumentos a los que recurre.
Semántica
argumentativa
Pasando a la descripción léxica de determinados adjetivos vinculados a la dimensión descriptiva de la crítica, cabe señalar, en primer lugar, que se trata, en todos los casos, de adjetivos que denotan una carga valorativa particularmente alta, es decir, de términos que apuntan a dar cuenta de la presencia en grado extremo de una determinada cualidad. Los adjetivos en cuestión son: excelente, brillante, notable, extraordinario, excepcional y formidable, y son analizados en conjunto, considerándolos mutuamente sinónimos y vinculándolos con la construcción que la crítica efectúa de la performance musical como una suerte de “superación de obstáculos o dificultades”.
En términos gramaticales, como señalé, se trata de adjetivos que denotan “el grado máximo de una propiedad de acuerdo con la evaluación del hablante” (Di Tullio, 1998). Esto significa que más allá de su posición –antepuesta o pospuesta al sustantivo que modifican–, poseen siempre carácter “evaluativo”, es decir, siempre expresan la valoración subjetiva del hablante respecto de la propiedad en cuestión (García Negroni, 2000). Se trata de términos que califican de manera grandilocuente y ampulosa.
En lo que hace a la descripción léxica que propongo, como ya señalé también, se enmarcaen la Teoría de los Bloques Semánticos (TBS) de Marion Carel basada,a su vez, en la Teoría de la Argumentación en la Lengua (TADL) de Jean-Claude Anscombre y OswaldDucrot.
La intención de este paradigma es señalar las orientaciones argumentativa y pragmática inscritas en la semántica profunda de los adjetivos que se consideran, tomando en cuenta el lugar relevante que ocupan en los textos objeto de análisis.
La Teoría de los Bloques Semánticos
Para la Teoría de los Bloques Semánticos, en tanto parte de la Teoría de la Argumentación en la Lengua, la significación consiste en el conjunto de discursos, de encadenamientos discursivos, de “argumentaciones” que se siguen de una entidad lingüística.Esto significa que el sentido de una palabra está conformado por un encadenamiento argumentativo, que puede tener tanto un aspecto “normativo” (X por lo tanto Y) como “transgresor” (X sin embargo Y).
Un aspecto central de la teoría es que la argumentación no se funda sobre ninguna clase de descripción preliminar, referencia al mundo exterior o razonamiento extra-lingüístico sino que se enraíza en el léxico mismo y es independiente de cualquier otra función del lenguaje (Carel, 1994: 66).[1] De este modo, las funciones descriptiva y argumentativa pasan a ser indistintas.
Concretamente, la noción de bloque semántico implica que al interior de cada adjetivo, en este caso, radica un encadenamiento argumentativo que incluye dos segmentos (X e Y), segmentos que no son semánticamente independientes, comprensibles cada uno por separado, sino que constituyen una “representación unitaria” de los principios, estereotipos o fórmulas que convocan, es decir, se trata de bloques lexicales que adquieren su fuerza persuasiva a partir de la explotación de un determinado lugar común (69-70). A esta dimensión se la denomina “Argumentación interna” (AI) y consiste en una especie de paráfrasis o reformulación que explicita la misma entidad lingüística.
Como afirma OswaldDucrot, estableciendola diferencia entre lo que sería una interdependencia de tipo lógico-veritativa entre los enunciados (que implicaría la subordinación de la verdad de la conclusión a la verdad de las premisas) y esta interdependencia semántica, cada uno de los segmentos del bloque forma parte del contexto del otro, es decir, cada uno ejerce su influencia en la significación del otro (Ducrot, 1998: 4).
Los encadenamientos argumentativos, ya sea en su forma normativa o transgresora, desarrollan “las formas de representación cristalizadas en las palabras [...], comunican al discurso la clase de evidencia que las palabras contienen en ellas”, es decir, proporcionan al discurso “una especie de legitimidad” –capaz de persuadir e incluso de convencer–, la cual proviene de la transformación de las palabras en una “apariencia racional” que funciona como cuasi-demostración de la conclusión a la que apuntan (Carel, 1994: 80).
Para los adjetivos analizados, propongo que su AI consiste en el encadenamiento de dos segmentos de discurso unidos por un conector de valor transgresor o exceptivo (sin embargo) de acuerdo con el exceso, el desborde o la demasía de una determinada cualidad que señalan.
Las características de sobresaliencia, grandeza y excesividad se basan en la existencia de un alto grado de dificultad que, sin embargo, los desempeños virtuosísticos que se describen y califican son capaces de superar.
El aspecto más notable de este marco teórico es que permite dar cuenta, además, de las continuidades argumentativas que una determinada unidad lingüística posibilita, basadas, por supuesto, en su argumentación interna, continuidades que pueden darse también a través de un por lo tanto o de un sin embargo, y en las cuales el término o enunciado en cuestión aparece explícitamente involucrado como antecedente o consecuente. Esto es lo que Carel y Ducrot denominan “Argumentación externa” (AE). Para los casos analizados, propongo que la argumentación externa se basa en un encadenamiento de tipo normativo, que apunta al grado de reconocimiento, estimación o admiración que “debe” o “debiera” recibir quien sea calificado a través de alguno de estos términos.
Algunas de las ocurrencias particulares de cada uno de los términos a analizar son las siguientes:
· Excelente: excelente calidad vocal e interpretativa, excelente labor de concertación musical, excelentes profesionales, excelente actuación, excelente pianista, etc.
· Brillante: brillante percusionista, brillante labor, interpretaciones brillantes, etc.
· Notable: batuta notable, notable violoncelista,notables actuaciones, actores notables, sensibilidad y pericia muy notables, etc.
· Excepcional: las cuerdas (excepcionales por su sedosa sonoridad), excepcional versión,registro excepcional en el aria, excepcional fusión de elementos vocales y escenográficos, etc.
· Formidable: formidable técnica vocal, formidable trío, formidable compositor, formidable escenografía, etc.
· Extraordinario/a: extraordinario ajuste,extraordinaria valía, extraordinaria riqueza expresiva, fluidez y efectividad extraordinarias, extraordinaria afinidad, extraordinaria seguridad, etc.
Análisis
Describir semánticamente los adjetivos mencionados implica tratar de, como afirma Ducrot, indicar los aspectos que constituyen de manera estructural sus argumentaciones interna (AI) y externa (AE) (Ducrot, 2000: 26). Hablar de una dimensión estructural significa, reitero, que el aspecto señalado, tanto a nivel interno como externo, pertenece a la significación lingüística de la entidad, es decir, que aparece en todos los empleos que de ella se hagan (25).
La dimensión argumentativa de estos términos consiste, a nivel de su AI, en el encadenamiento de dos segmentos de discurso unidos por un conector de valor transgresor o exceptivo (sin embargo: SE), mientras que a nivel de su AE el conector en cuestión es de valor normativo (por lo tanto: PLT). La estructura transgresiva o exceptiva a nivel de AI demuestra, por lo demás, un alto grado de consistencia lógica entre las dimensiones argumentativa y semántica de las palabras que se estudian, vinculadas en todos los casos con el exceso, el desborde o la demasía de una determinada cualidad.
Argumentación Interna (AI)
Partiendo de los significados lingüísticamente aceptados de los términos en cuestión, esto es, de aquél que figura en el diccionario[2], se advierte que las características de sobresaliencia, grandeza y excesividad se basan o relacionan con un alto grado de dificultad que, sin embargo, los desempeños virtuosísticos que se describen y califican son capaces de superar.
Así, la descripción semántica propuesta a nivel de la argumentación
interna de esta serie de términos es de tipo transgresor o exceptivo:
excelente/brillante/notable/extraordinario/excepcional/formidable
AI: Existe una dificultad muy grande, sin
embargo, es superada con holgura
Muy difícil SE Supera
con holgura
Argumentación Externa (AE)
La argumentación externa, en cambio, se basa en un encadenamiento de tipo normativo, que apunta al grado de reconocimiento, estimación, admiración o atención que debe recibir quien sea calificado a través de alguno de estos términos. Es posible observar, así, que la aplicación de cualquiera de estos adjetivos determina una clara continuidad en la praxis extralingüística, vinculada con aquello que merece aquél que sobresale en un determinado hacer o cuyo hacer es sobresaliente –para los casos de funcionamiento predicativo que modifican a partir del verbo ser–. Se observa entonces de qué manera el uso de estos términos restringe, por definición, el campo de la referencia del discurso crítico a los sujetos de la performance en detrimento de, entre otras cosas, las obras que se ejecutan.
AE: excelente/ brillante/
notable/ extraordinario/ excepcional/
formidable, por lo
tanto, digno de estimación/ atención/ admiración
[adjetivo] PLT [reconocimiento]
La confirmación de las descripciones semánticas propuestas depende de un criterio de validación basado en una serie de hipótesis formuladas por Ducrot. El procedimiento consiste, concretamente, en confrontar la argumentación interna (AI) de la palabra elegida con las hipótesis generales propuestas, con la intención de evaluar su compatibilidad, pero se trata de un procedimiento complejo que excede la intención del presente trabajo, aunque fue desarrollado en la Tesis de la que provienen los casos analizados.
Para concluir, retomando el principio general que gobierna tanto a la
Teoría de la Argumentación en la Lengua como a la Teoría de los Bloques
Semánticos, es posible afirmar que la significación de los términos analizados,
entendida como los encadenamientos
discursivos que determinan o hacia los cuales se orientan, apunta –en primer
lugar– a reforzar el sentido de la ejecución musical como una permanente
superación de dificultades que sólo algunos individuos muy dotados pueden
salvar. Estos individuos son propuestos, en consecuencia, como objetos de una
admiración y un reconocimiento literalmente superlativos.
Por otra parte, tal
significación, basada en el presupuesto de la dificultad, puede ser leída,
además, como la significación prototípica a la hora de la construcción de la
mayor parte de los objetos que integran el universo de referencia de la música
llamada académica, culta o de tradición escrita, un universo en el que las
competencias cognoscitivas y apreciativas requeridas tanto en instancias de
producción como de recepción funcionan como el elemento de distinción que
permite quiénes pertenecen o pueden llegar a pertenecer al campo en cuestión y
quiénes no.
Para decirlo de otro
modo, el sentido común que la semántica de los términos analizados a la vez
refuerza y explota pragmáticamente –como instancia de diferenciación y, por
ende, de exclusión–, está basado en el otorgamiento de reconocimiento sólo a
quienes puedan ofrecer un rendimiento o unas calidades de índole virtuosística,
lo cual no hace sino reforzar el paradigma de la música académica basado en la
dificultad. Este paradigma, entre otras cosas, es explotado en numerosas
críticas –también de sentido común- dirigidas contra las músicas más radicales
y vanguardistas producidas durante el siglo XX, músicas a las que se suele
descalificar en función de, entre otras cosas, su desinterés por la mera
dificultad técnica.
Bibliografía citada
Beltramino, F. (2005) : “La crítica
musical en la prensa diaria: estrategias discursivas de construcción y
conservación de una escucha tradicionalista”, Tesis de Maestría en Análisis del
Discurso, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Publicada en Saarbrücken:
Editorial Académica Española/LAP LAMBERT, ISBN: 978-3-8443-4835-4, 2011
Carel, M. (1994): “L’argumentation dans le discours: argumenter n’est pas justifier”, Langage et Societé, n°70, París, pp.61-81
Di Tullio,
A. (1998): “Construcciones ponderativas en el español coloquial de la
Argentina” (mimeo)
Ducrot, O. (1998): “Argumentation et inférence”, Pragmatics
in 1998: Selected Papers of the 6th International Pragmatics
Conference; ed. J. Verschueren, Vol. 2,
------------ (2000): “La elección de las descripciones en semántica argumentativa léxica”, Discurso y Sociedad, Vol. 2, n°4, dic., Barcelona: Gedisa, pp.23-45
García Negroni, M.M. (2000):"Acerca de los
fenómenos de relectura y reinterpretación en el discurso" en Discurso y Sociedad, Barcelona: Gedisa,
vol.2 (4), pp. 89-108
Toulmin, S. E. (1958): The uses
of Argument, Cambridge: UniversityPress [traducción castellana: Los usos de la argumentación, Madrid:
Marcial Pons, 2019]
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